¿Por qué un equipo gana el partido más difícil y pierde el más fácil? ¿Por qué un rendimiento regular se convierte en irregular durante la temporada? Más allá de lesiones, fuga de jugadores y otros elementos imponderables, existen aspectos individuales en los jugadores que son la clave y necesitan ser trabajados e interiorizados de manera específica por el jugador.
Es necesario aceptar como entrenadores, que del éxito de este trabajo de interiorización conceptual y comportamiento del jugador depende el nuestro como coaches.
En este artículo hablaremos sobre los elementos clave que debemos trabajar con nuestra plantilla para inocular individualmente los atributos que marcarán la diferencia como equipo.
La capacidad individual del jugador para afrontar situaciones cambiantes en el deporte, determinan el éxito de sus próximas acciones. Cuando se produce un error individual o colectivo, todos escuchamos mensajes del tipo “no hay que arrastrar el fallo”, “debemos superar la frustración”, “no pasa nada, seguimos como estamos” pero la realidad es que sí que pasa.
Todos estos mensajes son resultados del comportamiento que esperamos del equipo, pero lo que verdaderamente necesitan nuestros jugadores en esos momentos, son herramientas de gestión emocional previamente trabajadas. Haciendo uso de ellas, conseguiremos reajustar situaciones adversas y alcanzar los objetivos esperados como equipo.
¿Pero de qué herramientas hablamos? Nos referimos a los ATRIBUTOS INDIVIDUALES que detallamos a continuación.
Todo deportista y especialmente en deportes de equipo como es el fútbol, los individuos manejan sensaciones individuales y relaciones grupales durante la competición. El éxito de una adecuada gestión de esas sensaciones-relaciones, está sustentado en once atributos que todo jugador debe tener interiorizados:
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Personalidad
El jugador y especialmente el Porter@, debe marcar su personalidad dentro del campo. Los gestos deben ser serios y comprometidos, las acciones contundentes y seguras, la voz de mando fuerte y en constante apoyo a los compañeros. El jugador manifiesta así ante el rival su compromiso y rigor por ganar ese partido, algo que multiplicado por 11 jugadores, crea la imagen de un equipo sólido e intimidatorio.
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Inteligencia y destreza
Las limitaciones físicas de cada jugador deben estar bien identificadas y asumidas por él mismo en primera instancia. Sólo así será capaz de aplicar sus mejores cualidades en cada lance del partido. Cuando debemos cubrir en nuestra posición a un adversario más veloz, intenso o fuerte que nosotros, debemos ser lo suficientemente inteligentes como para adoptar la posición más óptima posible aplicando un estilo de juego acorde al trabajo que debemos realizar. Por tanto debemos tener la capacidad suficiente (inteligencia) para afrontar un problema de diferente forma a la habitual (destreza).
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Defensa positiva
El objetivo del jugador de campo debe ser siempre recuperar el balón, no realizar la jugada del partido. Esta visión es muy importante ya que permitirá eliminar la sensación de fallo y frustración que se produce cuando perdemos recurrentemente el balón en situaciones claras de gol o aparentemente controladas en el campo. Cuando aplicamos una defensa positiva, se reactivan de forma automática nuestros mecanismos orientados al objetivo que es “recuperar el balón”, no dando así tiempo alguno a una reacción negativa o frustrada por haberlo perdido.
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Resiliencia
Vinculado con el atributo anterior, el jugador de éxito en la competición debe ser resiliente. La resiliencia es la capacidad de adaptación y superación de situaciones adversas sobrevenidas. Un jugador que desarrolle bien este atributo, tendrá infinitamente más oportunidades de triunfar en su carrera deportiva que cualquier otro que no lo trabaje.
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Sobrepresión
La exigencia que se autoimponga un jugador para mejorar y aportar al equipo es positiva pero la sobreexigencia es negativa y mucho. Exigirnos más de lo normal nos sobreexpone al fallo y provoca una sobrepresión que desestabiliza nuestras capacidades. Cuando nuestras pretensiones son excesivamente elevadas en responsabilidad, un error provoca una caída anímica diez veces mayor de lo normal. La recuperación requiere un esfuerzo elevado y el riesgo de frustración es mayor.
Por tanto, el jugador debe exigirse lo máximo posible pero siempre dentro de sus limitaciones bien conocidas para mantenerse estable en el conjunto de atributos.
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Factor suerte
La suerte no viene sola, hay que buscarla y perseguirla, entonces aparecerá. Para ello el jugador debe siempre evitar tener auto conversaciones negativas y decirse cosas como “no soy lo suficientemente bueno”, “es muy duro para mí, no puedo con esto”, “por más que me esfuerzo no consigo resultados”. Estas afirmaciones se convierten en profecías auto cumplidas y un jugador que piensa así de forma inconsciente, hará que estos pensamientos terminen siendo verdaderos.
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Conocimiento y comprensión
En muchas ocasiones los sistemas de juego establecidos por el entrenador pueden generar dudas de comprensión por falta de conocimiento. En esos casos el jugador debe vencer su timidez y preguntar aquello que no comprenda bien ya que de nada sirve hacer creer que se ha entendido algo cuando realmente no es así, con el riesgo que supone comprometer al equipo por esa falta de compresión.
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Regulación emocional
El nivel de intensidad con el que se disputan los partidos puede provocar malos gestos o reacciones airadas carentes de respeto ante el rival. Más allá de la falta de respeto que ello supondría, existe un factor subyacente muy importante que es la manifestación de pérdida de control que demostramos al rival. Una pérdida de control muestra nuestra debilidad ante una situación haciéndonos vulnerables en nuestra posición, algo que debemos evitar a toda costa. Recordemos lo indicado en el primer atributo PERSONALIDAD.
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Autoconfianza
La autoconfianza es el atributo mediante el cual nos vemos a nosotros mismos como el jugador que reúne las características necesarias para ser un buen deportista, un buen compañero de equipo y un jugador confiable, dispuesto a asumir responsabilidades y ofrecer nuestras mejores capacidades. Debemos tener una alta autoestima de nosotros mismos para aumentar de forma automática la autoconfianza.
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Intención ganadora
La intención ganadora es una potente arma para afrontar cualquier situación. Se desarrolla aplicando técnicas de automotivación basadas en visualizaciones, afirmaciones, verbalización de intenciones y ensayos mentales. Podéis conocer más sobre cómo desarrollar este atributo en el artículo publicado en nuestro blog “PREPARACION DE PARTIDOS DESDE LA PERSPECTIVA DEL PORTERO” aplicable tanto a Porter@s como a jugadores de campo.
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Grupo Vs Equipo
Es importante no confundir los conceptos grupo y equipo, ya que su definición está claramente diferenciada. Grupo y equipo no son sinónimos, tienen diferentes connotaciones. Las personas que forma un grupo apenas se relacionan entre sí, puede no existir un objetivo común mientras que en un equipo existe un objetivo común.
Las siguientes características definen a un equipo y es muy importante tener sentido de pertenencia al mismo:
- El liderazgo es compartido
- Existe confianza y apoyo mútuo
- Se asume responsabilidad compartida sobre el resultado, no a nivel individual
- Se potencia la comunicación y la crítica constructiva
- Las personas que forman el equipo son indispensable e imprescindibles para lograr las metas propuestas. No sobra nadie
Las habilidades del coach-entrenador pasan por recibir un grupo de jugadores para convertirlo en un equipo.
Estas son las herramientas entre otras, que utilizamos en nuestro Club para crear equipos de alto rendimiento en las diferentes categorías en las que competimos, trabajando el desarrollo individual para la obtención del máximo resultado global. Y a través de HO SOCCER deseamos compartirlas con todos vosotros.
Josemi Rodríguez | C.D. Leganés
Entrenador de Porteras Primer Equipo y Cantera Femenina
Coach Deportivo